La Reina del Tomaticán

No te puedo mentirte, servilleta. Me tiene loco.
No puedo evitar venir todos los jueves solo pa' probar su mano y aplaudirla al final de la comida. Un tercio de todo lo que gano arando la tierra en la semana lo gasto en la hora de almuerzo del jueves. Es que te digo en serio, es algo de otro mundo. No sólo porque su comida sea la más rica que yo, Ladislao Aedo, he probado... es ella. Aún no puedo aceptar la idea de que ella haya decidido no estar con otro hombre desde que su marido paró la chala. Yo la haría feliz, y soy sincero amiga.
Llego una hora antes pa' mirarla por la vitrina... y verla cocinando. Siempre con su vestido floreado, sus brazos gruesos y su frente sudada. A esa gorda todos le tienen cariño, pero yo la amo... pero para ella soy un cliente más por aquí pue'. De todas maneras es inevitable pa' mí sentarme en esta mesa coja cada jueves en este desierto y pedir un plato de su famoso tomaticán. No hay quien la supere con el tomaticán, ¿eh?, es lo mejor que yo, Ladislao Aedo, he probado... y cada vez que lo huelo la veo a ella.
Cuando termino de comer, aplaudo desde mi puesto y ella responde con una sonrisa de pura cortesía. Sé que ella podría ser hasta mi madre, pero su sonrisa, sus brazos gordos, el sudor de su frente, y su tomaticán, me tienen vuelto loco a mi, y no me interesa el detalle de la edad... de todas formas, creo que nunca me voy a atreverme a decirle las cochinaás que haría con ella... porque ella está fuera de mi alcance........ ella es........... es la Reina del tomaticán.