De cabeza
Había esperado tanto tiempo para convertirse en un capullo, que ya se le había escapado la paciencia. Quieto se quedó, estático todo el tiempo. Día y noche atrapado en la misma manta. Pero la paciencia ya no existía.
Hace tanto tiempo que había visto pequeñas criaturas volando sobre él, que él se moría de ganas de hacer lo mismo sobre las cabezas de otras como él. Dentro de esta manta en la que estaba, una luz trataba de engatusarlo. Ésta le ofrecía imágenes hermosas y enseñanzas que él no tomaba en cuenta. Se negaba a verlas porque pensaba que tardarían su metamorfosis. A él no le interesaba ese proceso interno, su ambición era tan grande que lo único que le importaba era conseguir su par de alas y no tener que arrastrarse más.
Pasaron los días, sintió cambios en su cuerpo y la manta se empezó a trizar. Se rompió. Cayó al suelo y se incorporó rápidamente, por fin tenía alas. Las sacudió hasta elevarse y empezó a recorrer el aire. A la distancia vió un par de mariposas aleteando suavemente por todos lados y decidió acercarse, para mostrarles que finalmente era una como ellas. Cuando a su lado se puso, ellas se espantaron y se alejaron de él. Lo mismo pasó cuando se acercaba a todas las mariposas que estuvieran cerca. Hasta que de tanto ser rechazado, se murió de cansancio. Pero en sus momentos finales, sintió la misma luz de tiempos pasados. Y se dio cuenta de que su existencia no había sido la de una mariposa, por culpa de su ambición se transformó en otra criatura alada cuyo nombre también empieza con "M".
Hace tanto tiempo que había visto pequeñas criaturas volando sobre él, que él se moría de ganas de hacer lo mismo sobre las cabezas de otras como él. Dentro de esta manta en la que estaba, una luz trataba de engatusarlo. Ésta le ofrecía imágenes hermosas y enseñanzas que él no tomaba en cuenta. Se negaba a verlas porque pensaba que tardarían su metamorfosis. A él no le interesaba ese proceso interno, su ambición era tan grande que lo único que le importaba era conseguir su par de alas y no tener que arrastrarse más.
Pasaron los días, sintió cambios en su cuerpo y la manta se empezó a trizar. Se rompió. Cayó al suelo y se incorporó rápidamente, por fin tenía alas. Las sacudió hasta elevarse y empezó a recorrer el aire. A la distancia vió un par de mariposas aleteando suavemente por todos lados y decidió acercarse, para mostrarles que finalmente era una como ellas. Cuando a su lado se puso, ellas se espantaron y se alejaron de él. Lo mismo pasó cuando se acercaba a todas las mariposas que estuvieran cerca. Hasta que de tanto ser rechazado, se murió de cansancio. Pero en sus momentos finales, sintió la misma luz de tiempos pasados. Y se dio cuenta de que su existencia no había sido la de una mariposa, por culpa de su ambición se transformó en otra criatura alada cuyo nombre también empieza con "M".
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