martes, diciembre 05, 2006

Perfectas Situaciones

Junto a su cuello, la angustia lo embargó, pero no pudo ocultar su nerviosismo e inminente quiebre, entonces se empezó a reír. Eso sí, sabía que si seguía riendo, el llanto encontraría la salida. Él necesitaba llorar, pero no necesitaba hacerlo frente a ella. Entonces le dijo adios y le besó la frente.

Se dio media vuelta y empezó a caminar, no para llegar a algún lugar, sino que para alejarse de ahí. Su cara se le empezó a deformar, pero no dejó que las lágrimas cayeran al asfalto. Su paso lento lo alejaba de ahí, no quería mirar atrás por ningún motivo. No soportaba la idea que al mirarla vería esos ojos que no sabían qué decir, esos ojazos sorprendidos e incómodos. No miraría atrás, no lo haría. Y siguió caminando, mordiéndose el labio, frunciendo el ceño y respirando con dificultad. Pero seguía caminando. Las calles nunca habían estado tan silenciosas, o quizás estaban tan ruidosas pero él estaba nublado. No escuchaba nada más de lo que su imaginación producía: pasos corriendo hacia él desde atrás. Pero nunca llegaban a él esos pies que sentía. Nunca se había sentido tan frágil, tan solo un par de ojos lo habían quebrado, si hubiese estado lloviendo, el agua lo hubiese repartido por el mundo.

Decidió mirar atrás, pero ya nada veía. Decidió respirar, pero el aire clavaba. Decidió llorar, y creó un diluvio. Entonces decidió nadar, y sus lágrimas lo limpiaron de todo.

1 Comments:

Blogger sebastianlillo@gmail.com said...

weeena, este fue el que más me gustó de los últimos. sigue escribiendo cabro, sigue nomás. esto puede acompañarte para siempre. un abrazo, coco
pd: me dio mucha pena perderme el partido del domingo, y mis amigos te encontraron seco para el balón, ;)

12/12/2006  

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