Sauce Llorón
No te miento cuando te digo que la encontré tirada en el suelo. Iba yo caminando por los pastizales, disfrutando del cielo tornasolado y las nubes aradas, cuando, cerca del precipicio, enganchada de una rama que había al borde, encontré un ala. No era de un pájaro que yo hubiese visto anteriormente. No le di mucha importancia, para mí, era un ala. El ala más hermosa que había visto, tenía un brillo cautivante, blancura inmaculada y una suavidad que era incomparable. Decidí tomarla y guardarla en mi morral. Cuando llegué a mi casa, noté que entre algunas de sus plumas, había una pequeña mancha azul que salía de un pequeño tajo. Tuve mucho cuidado al sanarla, velé por ella, hasta que cicatrizó. El brillo no lo perdía, y su fragancia era tan fresca como la del día que la encontré.
Uno de esos días fue que la conocí, no sabía si eran sus ojos afligidos o el sonido de su voz lo que confrimaba su hermosura, no sabía. Estaba en la sombra del sauce próximo al riachuelo, sentada mirando al horizonte con esos ojos de pena. Me acerqué a ella y le pregunté si podía preguntarle qué le pasaba. Ella me respondió que había perdido algo, lo que le causaba una gran pena. Su voz me desquició y me enamoré de ella. A la vez, a ella le gustó mucho mi olor. Ahí empezamos a conversar y compartir historias. Nos conocimos y la empecé a amar. Y un día quise hacerle un regalo. No sé por qué, sólo quise hacerlo. Y antes de salir de mi casa, guardé en mi morral el ala que tenía sobre mi escritorio y partí al sauce. Ahí estaba ella, hermosa con su pelo oscuro ondulado, vestido blanco y su mirada de pena. Sonrió al verme venir, y cuando le dije que le tenía un regalo, ella se avergonzó y bajó la mirada. Abrí mi morral y saqué el ala, se lo puse frente a los ojos y algo sucedió. Un brillo me encegueció y el ala me abandonó. Esa fragancia me envolvió y ella me miró fijo, mientras el ala se ensamblaba en su espalda. El ala y otra igual se extendieron y fue magnífico, ella se veía gigante, incluso inalcanzable.
Su mirada ahora tenía otra pena que la absorbía, yo la miraba con asombro. Ella entre las ramas lloronas no me hablaba, yo lo entendía todo. Entonces se inclinó hacia mí, y con su mano en mi barbilla besó mis labios con los suyos. Mis ojos se cerraron, de lo que ahora me arrepiento, porque no la volví a ver. Ella dejó mis labios y voló hacia el horizonte, pero no la ví, la escuché irse hacia allá. Cuando abrí los ojos, ella ya no estaba a la vista, ella se había ido. Y ahora, cada día que voy bajo el sauce a esperar que ella llegue, por entre las ramas cae delicada una pluma tan suave y fragante como ella. Y seguiré yendo cada día, porque sé que la volveré a ver.
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¿Cómo la voy a volver a ver? Deja tu teoría en "comments"
Uno de esos días fue que la conocí, no sabía si eran sus ojos afligidos o el sonido de su voz lo que confrimaba su hermosura, no sabía. Estaba en la sombra del sauce próximo al riachuelo, sentada mirando al horizonte con esos ojos de pena. Me acerqué a ella y le pregunté si podía preguntarle qué le pasaba. Ella me respondió que había perdido algo, lo que le causaba una gran pena. Su voz me desquició y me enamoré de ella. A la vez, a ella le gustó mucho mi olor. Ahí empezamos a conversar y compartir historias. Nos conocimos y la empecé a amar. Y un día quise hacerle un regalo. No sé por qué, sólo quise hacerlo. Y antes de salir de mi casa, guardé en mi morral el ala que tenía sobre mi escritorio y partí al sauce. Ahí estaba ella, hermosa con su pelo oscuro ondulado, vestido blanco y su mirada de pena. Sonrió al verme venir, y cuando le dije que le tenía un regalo, ella se avergonzó y bajó la mirada. Abrí mi morral y saqué el ala, se lo puse frente a los ojos y algo sucedió. Un brillo me encegueció y el ala me abandonó. Esa fragancia me envolvió y ella me miró fijo, mientras el ala se ensamblaba en su espalda. El ala y otra igual se extendieron y fue magnífico, ella se veía gigante, incluso inalcanzable.
Su mirada ahora tenía otra pena que la absorbía, yo la miraba con asombro. Ella entre las ramas lloronas no me hablaba, yo lo entendía todo. Entonces se inclinó hacia mí, y con su mano en mi barbilla besó mis labios con los suyos. Mis ojos se cerraron, de lo que ahora me arrepiento, porque no la volví a ver. Ella dejó mis labios y voló hacia el horizonte, pero no la ví, la escuché irse hacia allá. Cuando abrí los ojos, ella ya no estaba a la vista, ella se había ido. Y ahora, cada día que voy bajo el sauce a esperar que ella llegue, por entre las ramas cae delicada una pluma tan suave y fragante como ella. Y seguiré yendo cada día, porque sé que la volveré a ver.
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3 Comments:
La volverás a ver cuando juntes todas las plumas q se caigan, pq luego quedará sin alas y caerá del cielo =D
Besos
Cuando estés cansado, te sientas solo y ya no pienses en ella.
Muuuy lindo, besos, cuídate.
Sigue tu corazon. Si sientes que ella volvera, entonces espera por ella. Pero si no lo sientes , entonces deja de ir a aquel sauce, porque solo estarias yendo para esprar algo que sabes que nunca sucedara.
Si quieres volver a verla solo desealo con toda tu fuerza, pide un deseo, y si s lo suficientemente poderoso, quisas se cumpla.
solo sigue tu corazon.Ella volvera cuand tenga que volver, antes no.
mis saludos caballero =)
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