martes, febrero 13, 2007

Tiempo y pasado

Creo que nunca me había arrugado tanto para reconocer a alguien. Puede ser que jamás pude quedar conforme con el final de la historia, quizás por eso quería que esa mujer al otro lado de la calle fueras tú. A primera vista no lo parecías, por eso tuve que enfocar bien mi visión.

El olor de los pasteles recién horneados y las migas en los bordes de tu boca. Por doquier. Los faroles aún no se prendían y las calles seguían alborotadas. Mientras cruzabamos la avenida tomados de la mano, muertos de la risa. Me acuerdo del puente en el que veíamos como el sol se nos escapaba y despertábamos por un bocinazo que se filtraba por entre los coches. La izquierda en la cintura y la derecha en la mejilla, y nuestros labios a menos de un dedo de distancia. Hasta a contraluz te veías hermosa. Fiestas que no aprovechábamos como el resto. Nada de baile para nosotros, eramos monarcas de sillones y bancas. Tu boca derramaba poesía natural mientras te escuchaba y me ponía a contar estrellas. Prometí llevarte a alguna de ellas, algún día, alguna vez. Te bajé flores a cambio, y a cambio me diste besos. Todos los días eran aniversario entre nosotros. Cartitas y visitas, mudas serenatas. Pan de cada día saliendo desde el alba. Nunca fui tan feliz y no lo he vuelto a ser. Hasta ahora que te ví.
Me dan la luz verde y me hago camino entre las chaquetas y maletines, botas y vestidos. Llego al otro lado y la alcanzo frente a una tienda. La tomé muy suave del brazo y se dio la media vuelta, la miré con esperanza de que me recordara. "Los años han pasado, pero algo no han borrado, esos tibios sentimientos cuando andábamos de la mano. Mi amor, dime que recuerdas cómo era el que te amaba, cómo fuiste aquellos días antes que nos marchitaran. Espero sepas que en mi vida nunca pude reemplazarte, ahora espero que tu puedas otra chance regalarme".

Y luego de una mirada cristalizada y una sonrisa temblorosa floté con su voz tan preciada. "Te amo, amor, te amo, y que me muera si te engaño. Dulces sueños los que tuve ahí durmiendo entre tus brazos. Sí, el tiempo no ha borrado lo que tengo aquí guardado, pero las noches ya pasaron y colgada en los recuerdos sería vivir en vano. Ya es tarde para chances ahora debo abandonarte, mis dos hijos y marido, ellos ahora van a amarme".
Me quedé de pie fuera de la tienda, viendo como se desvanecía su silueta entre el mar de gente. Pensar que si no nos hubiesen forzado a separar, estaríamos en la estrella que no la alcancé a llevar.

2 Comments:

Anonymous Anónimo said...

Qué podría comentar? No puedo hacer un comentario.
Cuídate mucho. Espero que todo se de bien.

2/13/2007  
Blogger Fernanda Vivado said...

salchi:
La verdad no puedo comentar nada digno de leer con cuidado o paciencia porque no poseo un don ni siquiera parecido al tuyo. Qué Vicente Huidobro, la rompiste, la cagó. Felicitaciones y sigue así, escribiendo una ficción que no podría ser más realidad
atte, fe v.

2/13/2007  

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